¡Que nadie nos despierte!
Hay veces en que los sueños se convierten en realidad. Ocurre en contadas ocasiones y ésta puede ser una de ellas. España está a punto de tocar la gloria. Los seguidores de 'La Roja', tan acostumbrados a llorar las desgracias un Mundial sí y otro también, ahora estamos exultantes de alegría. Ya sabemos lo que se siente. Por fin comprendemos a los brasileños, a los italianos o a los alemanes, tan acostumbrados a ver a su selección disputar una final. Ahora nos ha tocado a nosotros. La felicidad de los aficionados españoles se respira en el ambiente. Se palpa, se contagia. La sonrisa se dibuja en los rostros de la gente, sabedores de que están viviendo algo histórico. Y si esto ocurre con la hinchada, qué no pasará por la cabeza de los grandes protagonistas, los jugadores.
Esta maravillosa aventura onírica, que empezó en forma de pesadilla con la derrota ante Suiza, está a punto de acabar con el final más feliz jamás imaginado. La nave está muy cerca de arribar a puerto. La amenaza de naufragio se ha cernido en varias ocasiones sobre la embarcación española, pero nadie ha conseguido derribarla. Ya sólo queda superar la última prueba, ante los neerlandeses. El último obstáculo en el largo y tortuoso camino hacia el título. Y si España lo consigue, la fiesta puede ser colosal. Pero ahora lo que toca es vivir el momento, seguir soñando, como dijo Del Bosque antes del partido ante Alemania.
Llevábamos tanto tiempo esperando que llegara este día que ahora resulta difícil creer que sea verdad. Estamos como flotando en una nube que nos lleva en volandas, en una euforia continua. Y así estaremos hasta el domingo, y quién sabe si a partir de entonces se desatará una locura aún mayor. De momento, 'que nos quiten lo bailao', como se suele decir. Disfrutemos del partido ante los Países Bajos. Ninguno ha ganado nunca la Copa del Mundo, aunque la 'Oranje' se ha quedado dos veces a las puertas de lograrlo. Esperemos que ésta sea la tercera y no salden su deuda con la historia. Porque, como diría Luis Aragonés, una final no se juega, se gana. Y esta vez le toca a España. Por lo tanto, que ni los neerlandeses ni nadie venga a despertarnos de este bendito sueño.