GRUPO H
Patinazo de España ante Suiza

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR | DURBAN - 16/06/2010
Y así va a ser todo este trayecto: abrupto, lleno de piedras, arbustos, matorrales que cortan y rasgan. Gente infeliz que no sabe de esto y, como tal, se defiende como puede, y como puede es metiendo once detrás del balón, todos colgados del larguero, cual murciélagos que muerden, aletean, arañan, asustan, lo que sea.
La fama tiene estas cosas. Llega cualquier segundón y te tiene tanto miedo que se mete en una cueva y no sale hasta el día del juicio final. Sin miramientos, sin concesiones al que dirán. 67 por ciento de posesión decían las estadísticas al descanso. Ni harto de vino se creen eso. Fue salir los españoles, cogieron el Jabulani y se lo enseñaron a los suizos: "Veis, esto es un balón, miradlo bien porque es lo único que vais a hacer en todo el partido. Es nuestro y no lo vais a tocar". Y no lo tocaron, tocaron los tobillos de Iniesta, de Xavi, de Silva, que salían volteados como si fueran bolos, pero el balón lo vieron en la lejanía.
Lo cierto es que les dio igual. Bien cerraditos atrás, una línea de cuatro, otra de cinco por delante y el bueno de Nkufo arriba que no olió ni una el pobre. España, que tiene juego, posee algo que es primordial para esta clase de encuentros (que lo van a ser todos), paciencia, mucha paciencia para esperar, mover de un lado a otro, tocar y tocar en busca de sorpresas. Pero ayer era tal la cerrazón que resultaba evidente que era partido para extremos, para abrir el campo, que se ensanchara la lata y ofreciera algún hueco, una rendija para ver la luz que conducía a Benaglio.
En el descargo de golpes en que se convirtió el equipo suizo no hubo el menor atisbo de vergüenza ni arrepentimiento. Todo el mundo sabe cerrarse y colocar gente detrás del balón. Les ordenas y ya, a pegar y golpear si alguien se escapa. Pero ¿jugar al fútbol? Sólo lo hizo España. Iniesta por un lado, Silva por el otro, apariciones sorpresa de Piqué, lloriqueos de Villa al árbitro y tres o cuatro buenas ocasiones que no cuajaron, pero que tenían promesa de...
Y a todo esto, a expensas de un árbitro tosco, con pinta de estibador descargador de muelles al que parecía agradar el juego de aquí te pillo aquí te doy de los suizos. Una tarjeta para el vendaval de golpes que soltaron, cual molinillos, fue una tarifa barata para el rendimiento que sacaron a la fábrica de mandoble que dieron.
El colmo del despropósito
Lo que son las cosas, en el descontrol de juego, salieron beneficiados los malos, con un gol de tres rebotes, todos perjudiciales, que acabaron con el balón en la red española. Todo lo que antes se había negado a los de Del Bosque se les concedió a los cicateros suizos, de forma injusta, desesperante, odiosa, pero había triunfo para los pecadores y olvido para los justos.
Vuelta a empezar y cuesta arriba. Si antes había once detrás, a veces aparecía la sombra de Hitzfeld pululando junto a Benaglio. Un muro más sólido e inexpugnable que antes.
Del Bosque buscó soluciones. Fueron lógicas: Navas para abrir el campo, hacerlo más ancho, con lagunas para explayarse, y Torres, que fijara a los castillos suizos y, al mismo tiempo, se asociara con Villa, aislado entre torres enormes.
Un asedio mayor si cabe. Iniesta, a punto; Villa, a punto: Navas, a punto... Todo un "uy" sin finalización posible. El murciélago en el fondo de la cueva mirando fijamente sin moverse por mucho que se le azuzara con el palo o con la fusta. Y la desgracia: Xabi Alonso, al palo. Hay días que uno no está para nada, ni para levantarse, vaya a que te muela a palos el rival y la escasa fortuna, todo a una.
Claro que ellos, con toda la Roja volcada vieron el cielo más cerca de lo soñado en el doble recorte de Derdiyok para que luego la madera que antes condenó a España la salvara del naufragio total. Con el atasco, el equipo se empezó a volver pastoso, sin soluciones, agotadas las ideas, reforzado el bloque suizo en su mezquina propuesta. Y ahí acabó todo. Un murciélago mordiendo al héroe que, eso sí resultó algo más blandengue y espeso de lo esperado.
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Medio - 24 años
por Jorge AbizandaDetrás de su cuerpo menudo (con su 1.70 de altura apenas supera los sesenta kilos de peso), Jesús Navas esconde una innata habilidad con el balón en los pies que le ha convertido en una pesadilla para los defensas rivales y le ha llevado a ganarse una plaza en la que supondrá su primera presencia en un Mundial. Lejos de resultar un inconveniente, el extremo ha sabido rentabilizar este aspecto físico inofensivo y utilizarlo como recurso ante los contrarios, a los que no cesa de encarar con descaro en cada encuentro. La sexta marcha que imprime en sus internadas por la banda no merma la precisión de sus pases, una combinación que resulta letal y que intenta explotar en todos los partidos.
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Fecha | Hora | Partido | |
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12/06 | 20:30 |
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13/06 | 13:30 |
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18/06 | 16:00 |
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18/06 | 20:30 |
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23/06 | 16:00 |
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23/06 | 16:00 |
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Equipos | J | G | E | P | Puntos |
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EE.UU. | 3 | 1 | 2 | 0 | 5 |
Inglaterra | 3 | 1 | 2 | 0 | 5 |
Eslovenia | 3 | 1 | 1 | 1 | 4 |
Argelia | 3 | 0 | 1 | 2 | 1 |
Fecha | Hora | Partido | |
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14/06 | 20:30 |
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15/06 | 13:30 |
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20/06 | 13:30 |
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20/06 | 16:00 |
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24/06 | 16:00 |
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24/06 | 16:00 |
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Equipos | J | G | E | P | Puntos |
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Paraguay | 3 | 1 | 2 | 0 | 5 |
Eslovaquia | 3 | 1 | 1 | 1 | 4 |
N.Zelanda | 3 | 0 | 3 | 0 | 3 |
Italia | 3 | 0 | 2 | 1 | 2 |