Sin querer la pelota. Esperando a Argentina atrás. Y confiando en que Samaras se encontrase la suerte en alguna de las cruzadas en solitario que intentó entre la zaga de la albiceleste. Con ese guión pensó Grecia que podía seguir en este Mundial. Lógicamente el combinado de Otto Rehhagel no lo consiguió porque Demichelis y Palermo acertaron con la meta griega y porque las noticias del partido entre Nigeria y Corea metían a los asiáticos y echaban por tierra cualquier opción helena. El combinado de Maradona acaba con tres victorias, nueve puntos y el primer puesto del grupo B y se cruzará con México en su eliminatoria.

El «Pelusa» movió fichas respecto a los dos primeros partidos del campeonato. Messi no descansó, pero sí Higuaín y Tévez, también Di María, para dar la vez a Milito y «Kun» Agüero. Casi nada de pólvora arriba. Y no faltaron las ocasiones, pero el meta Tzorvas sí que mereció continuar en la cita mundialista. Lástima que sus compañeros, a excepción del delantero del Celtic de Glasgow Samaras, no tuviesen más descaro que el de aguantar el juego argentino y el de pegar pelotazos buscando a su «9».

La albiceleste manejó desde el medio con Verón, Maxi y Bolatti. Maradona aposto por un trivote y tres puntas. No hubo extremos. De hecho, Messi con el brazalete de capitán de Argentina que en su día portó Maradona, igual que el «10» de la camiseta, que recibió estopa de la defensa griega, pasó muchos minutos bajando a buscar la pelota. Pero cuando la tuvo cerca del área siempre llevó peligro bien en jugadas individuales, bien asociándose con Agüero.

Demichelis, goleador

Le faltó a Argentina tomar un tono más incisivo. Exprimir un poco más las revoluciones para destrozar a los griegos que no merecieron en ningún momento la clasificación por lo paupérrimo y lo poco arriesgado de su juego. La albiceleste sobó mucho el balón con toques al pie de Verón y Bolatti. Fue Demichelis en un córner el que remató un balón perdido con rabia para marcar el gol del triunfo y que dejaba a Grecia definitivamente fuera del Mundial. Merecido lo tuvo.

Dado el desarrollo quizá Messi mereció un descanso. Jugó los noventa minutos. Lo ha jugado todo hasta la fecha y ese respiro ya no llegará porque ahora llega lo bueno con las eliminatorias definitivas en busca de la gran final. Con todo, la estrella del Barcelona se despidió del partido con un zarpazo que se estampó en el palo y Palermo remató la faena.