En esta Inglaterra a la que tan sólo los breves retazos de sus estrellas mantienen viva en Sudáfrica, nada parece dirimido por la diosa casualidad. Ni la elección del color de la camiseta en la victoria frente a Eslovenia -un rojo sangre que homenajeaba a la elástica con el que los "pross" jugaron su única final de un Mundial- ni la inclusión de Jermain Defoe en el once inicial. [Narración]

Porque, aunque es cierto que Fabio Capello prefiere que Wayne Rooney tenga a su lado a Emile Heskey para que éste le haga el trabajo sucio, lo cierto es que la entrada del delantero del Tottenham firma la paz (quizá momentánea) entre los pesos pesados del cuadro inglés.

En la previa, tanto Rooney como John Terry exigieron "casi a mano armada" al técnico italiano la inclusión de Defoe. Y ante la rebelión a bordo que sufre en los últimos partidos la nave inglesa, no era plan de dejar a su capitán de navío sin tan misera proclama.

Una circunstancia que quedó demostrado en el primer tanto. Gran servicio de James Milner desde la derecha y Defoe, de primeras, se adelanta a su par y bate a Handanovic. Dos minutos después, jugada casi calcada. Centro de nuevo de Milner, el meta esloveno que reacciona bien a un trallazo de Defoe desde la frontal, aunque después responde con apuros al rechace de Gerrad.

En apenas veinte minutos, Defoe que ya había demostrado más que Heskey en 180; en un delantero que tras su dos primeros -y mediocres- partidos ya clama por la jubilación anticipada. Y mientras, la media inglesa, cuya manija de juego pareció atascada en cámara lenta frente a Argelia, por primera vez pisaba el acelerador.

De esta circunstancia se aprovechó Steven Gerrard, quien gracias a la entrada de su fiel escudero Gareth Barry, recuperó su galones de caballero en la orden de San Andrés. Pero que las victorias no nos impidan ver el bosque, ya que los problemas de esta Inglaterra de Capello continúan donde los dejamos en el último partido.

Su principal artillero, Wayne Rooney, lleva sin marcar desde el pasado 9 de septiembre con el equipo nacional y sus goles son el oxígeno de una selección que carece de "pegada". En la segunda parte, y sólo frente a Handanovic, el del Manchester estrelló el balón en la cepa del poste. Para este Mundial, dadas las diatribas tácticas de Capello, Rooney parece haberse reconvertido en un asistente de lujo que debe vivir al margen de sus compañeros. Aunque no nos engañemos, ése no es su papel y tuvo que ser sustituido por Joe Cole mediada la segunda parte.

Mientras, continúa el "maleficio" en la defensa. Frente a los eslovenos, el técnico italiano no pudo contar con el sancionado Jamie Carragher, por lo que depositó el honor de acompañar a Terry en la línea de centrales en Matthew Upson. Y con sinceridad, (y todos mis respetos), si un jugador como Novakovic te da problemas, es que Sudáfrica no es el lugar donde debes pasar tus vacaciones.

A la hora de partido, el del West Ham regalaba un balón al delantero esloveno, y éste, sólo ante "Calamity" James, lo mandaba fuera. Precisamente, son esos pequeños retazos los que dirimen la suerte de los Mundiales y, de momento, el único que parece querer dibujarlos en positivo es el actor secundario Jermain Defoe. Aunque, como siempre, habrá que esperar a octavos.