Una increíble y espectacular última jugada cuando el partido y la prórroga y hasta el último espectador sobre el estadio agonizaban, pudo cambiar el desenlace del encuentro, de los cuartos de final y seguramente del Mundial.

Superado el tiempo límite de la prórroga, revasando el minuto 120 de contienda, una falta lateral a favor de Ghana iba a terminar en hasta tres golpeos a puerta rechazados consecutivamente por el muro uruguayo. Lo único, es que el último de ellos lo detuvo, con las manos cual guardameta, el delantero Luis Suárez. Así de fácil, con el tiempo extra del tiempo extra más que agotado, penalti y explusión, y Ghana con dos pies y un brazo en las semifinales. Y entonces Gyan Asamoah rozá el larguero y lo manda fuera. Hecatombe africana.

Penaltis y la suerte que no tuvo Ghana en el último suspiro marcará de nuevo el devenir de dos países enfrentados por un lugar en la historia. El «Cacha» Forlán ni se pone nervioso para anotar el primero de los tiros francos. La sorpresa viene en el primero de Ghana, lanza, de nuevo, Gyan. El defenestrado del partido. Golazo. Pero Mensah, al tercer intento sí lo falla, lo para Muslera. No pasa nada, porque Maxi Pereira hace ensayo. No pasa nada, porque Adiyiah se lo pone presto a Muslera para que también lo atrape. Y entonces llega el «loco» Abreu, aquel sobre el que circulan tantas y tantas leyendas, y lanza el último penalti, el definitivo, y lo hace a lo «Panenka».

Un partido para olvidar

Partido parejo y hasta aburrido como muchos a lo largo de este Mundial. Por minutos, hasta poco digno de unos cuartos de final en lo relativo a la calidad de juego, pero sí en cuanto a la intensidad ofrecida por los dos combinados. Ghana mantenía viva la ilusión del continente africano, que después de muchos años pensando en que llegaba la definitiva revolución futbolística del continente, quería que fuera ya, y la Celeste a lo suyo, a mantener con su fuerte bloque las desordenadas pero potentes ofensivas de Ghana y a destilar elegancia y efectividad con los Suárez y Forlán de turno.

Todo eso, para llegar a la prórroga después de que Muntari anotara un buen gol cuando agonizaba la primera mitad, y de que Forlán igualara la contienda con un lanzamiento de falta directa que el meta Kingson no acertó a despejar.