Mundial Sudáfrica 2010

A Dunga le mató un pretoriano

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02/07/2010

Cría cuervos que te sacarán los ojos, dice el refrán español que los brasileños aplican ahora a Dunga, el técnico peleado con el mundo al que hasta este viernes siempre avalaron los resultados y casi nunca el juego. Brasil está de vuelta a casa por los designios del fútbol, porque su oscuro estilo  no se corresponde con su brillante tradición y porque el veterano Felipe Melo, un pretoriano del seleccionador, erró ante Holanda como un infantil con aires de adolescente mimado y orgulloso.

Avanzaba la 'Canarinha' con paso firme por Sudáfrica. Ganaba porque era un bloque sólido, disciplinado y con notables individualidades. Y por ese escudo que tanto impone a sus adversarios. Los 'tulipanes' también nacieron torcidos en Port Elisabeth. Un gol de Robinho les cortaba casi desde la raíz. Brasil abonaba el terreno y crecía con la ley de su mínimo esfuerzo. Pero Kaká, otro fracasado en Sudáfrica, era su sombra, y a Luis Fabiano no le ofrecían balones en condiciones. Tampoco se buscaba las habichuelas el sevillista.

Pero ocurrió que llegó un balón centrado de Sneijder y un error terrible al alimón de Julio César, quizá el mejor portero del mundo, y de Felipe Melo. El portero que no gritó lo suficiente, ni impuso su personalidad, y el medio que fue un estorbo. Luego, un córner mal defendido, un balón peinado y Sneijder que marca de cabeza. Ni se lo creía el 'descarte' madridista.

Melo pisoteó como un macarra a Robben y se fue a la caseta. Sufrió las iras de una afición que vive del fútbol. Y quizá haya arruinado el resto de su carrera, de una trayectoria que pasó de forma discreta por Mallorca, Racing y Almería antes de iniciar la aventura italiana, primero en la Fiorentina y ahora en el Liverpool. Es un guardia pretoriano de Dunga, el 'indeseado' técnico que prefirió el músculo de Felipe y compañía al talento de Pato y Ganso. Se marcha Brasil mucho peor de lo que llegó, y eso que se presentó sin un diez de garantías y sin un ariete de relumbrón, sus señas de identidad de toda la vida. Ya se dijo que no era el Brasil de Pelé, ni de Zico, ni de Romario, ni siquiera de Ronaldinho. Era la 'verdeamarella' de Dunga. Una pésima señal. Y no vale argumentar que centenares de periodistas brasileños 'torcían' contra su país. El 'homicidio involuntario' lo cometió uno de sus fieles.

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Ignacio Tylko

Ignacio Tylko rss

El enviado especial a Sudáfrica nos cuenta en primera persona las vivencias y el ambiente que se vive en la zona con la llegada del Mundial

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