No hay vuelta de hoja
Esto ya es otra cosa. El sábado comenzó de verdad el Mundial. Si bien esto es sólo la fase final de un largo camino por el que las selecciones aquí presentes llevan dos años luchando hasta lograr participar. Ahora no hay segundas oportunidades, no valen especulaciones y la emoción sube de forma notable. Quien se equivoca se marcha de vuelta a su país. Lo pudimos ver en los dos primeros encuentros de octavos: Uruguay - Corea del Sur y Estados Unidos - Ghana. Luis Suárez hizo soñar a los 'charrúa' 44 años después, y Gyan dibujó una gran sonrisa en el pueblo africano tras clasificar a su selección. Hasta el último suspiro lucharon por hacerse con un puesto entre los ocho mejores equipos nacionales del planeta. De principio a fin se vio que el verdadero torneo llega en las eliminatorias directas. Un gol tempranero aborta cualquier posibilidad de especular y obliga a jugar al ataque. Es más probable que a partir de ahora veamos partidos más dinámicos, con más desborde y abiertos que los de la primera fase.
Llevábamos dos semanas viendo algunos encuentros soporíferos, impresentables y dañinos para el propio fútbol, con excepciones por supuesto. Hubo ideas interesantes, jugadores a tener en cuenta y tres o cuatro goles para enmarcar pero la prudencia, la tacañería y las pifias se apoderaron de la gran mayoría de los cuarenta y ocho primeros partidos de esta Copa del Mundo. Ahora quedan los que se suponen son los mejores, los que han realizado mayores méritos y los que han soñado más fuerte. Equipos como Ghana, Japón, Eslovaquia o Corea del Sur no entraban en ninguna quiniela, haciendo cábalas durante los grupos de la primera fase estaban más que eliminados, pero el trabajo, esfuerzo y el demérito de otras selecciones han hecho posible que sigan luchando de tú a tú con la élite del fútbol mundial.
No hay vuelta de hoja ni tiempo para enmendar errores. Se pudieron corregir durante los tres primeros encuentros de cada grupo, caso de España que los subsanó con autoridad, Alemania que lo hizo sufriendo, Inglaterra con más pena que gloria y en el lado contrario Francia e Italia, que con un juego rancio y desfasado cayeron con bochorno y justicia. La historia no vale, los pequeños han mejorado y algunos grandes parecen haberse debilitado.Llegan los días clave en Sudáfrica. Deportivamente hablando: matar o morir.