Dibujada a mano en las ruinas deportivas sobre las que se asienta el actual estadio Green Point, una pintada sirve de bienvenida a los aficionados que se adentran en sus entrañas. "Go strong or go home" (Ve duro o vete a casa). Y aunque bien visible a la entrada, en esta Inglaterra tildada de favorita, pero que palideció por momentos frente a Argelia, nadie debió advertir de su presencia.

Porque con su empate frente a los africanos, los de Capello presentan su candidatura a ser una de las mayores decepciones de este Mundial, pero más sobre todo, demuestran que no les importa dejar cadáveres deportivos en su camino. El primero de ellos, Robert Green, que tras su calamitosa actuación frente a Estados Unidos fue sustituido en el once por otra "calamity", en este caso David James. No es el del Portsmouth el arquero que mayor confianza otorgue en el fútbol contemporáneo, pero al contrario que Green, sí cuenta con el pleno apoyo de la zaga inglesa. Y eso, para Capello, es más que suficiente.

El segundo fue Steven Gerrard, que aunque sobre el papel gozaba de mayor libertad de movimientos para este partido -gracias a la entrada de Gareth Barry-, caminó durante todo el encuentro falto de revoluciones y lento al corte.

Por ello, y ante tal despropósito, fue otro mariscal de campo improvisado -Karim Ziani- quien decidió adueñarse del esférico. En una primera parte espectacular, el volante del Wolfsburgo maniató a los centrocampistas ingles e, incluso, pudo hacer el primero al filo del descanso. Aunque su disparo se marchó desviado a la derecha de James. Los "zorros del desierto" tomaban Ciudad del Cabo, mientras 30.000 ingleses asistían mudos a la debacle. Y Capello, que tenía que limpiarse las gafas para creérselo.

Ya en el arranque de la segunda mitad, Emile Heskey comenzaba de la misma forma que terminó los primeros 45 minutos: pidiendo a gritos su cambio por Jermain Defoe. Porque si contra los africanos David James se convertía, con 39 años, en el jugador más veterano en debutar en un Mundial, el de Aston Villa, con 32, ya va pidiendo su jubilación.

Así que, sin noticias de Wayne Rooney, tocaba apelar a la heroica. El único en intentarlo fue Gerrard, pero su cabezazo fue atajado sin problemas por Rais Mbolhi, sustituto también de otro portero damnificado por su actuación en el primer partido, Faouzi Chaouchi. Pólvora mojada para este segundo partido, y el empate que ya no vale frente a Eslovenia.