Vicente del Bosque y Toni Grande, su segundo, analizaron en el banquillo el primer cambio que harían en el partido para contrarrestar el juego de Portugal. Sólo se llevan cincuenta y cinco minutos y toca mover ficha. El empate a cero invita a la cautela, pero se precisa un elemento nuevo ofensivo. Un empujón más contra el muro que ha planteado Carlos Queiroz en su idea de tumbar a la campeona de Europa.

El banquillo español maneja dos opciones. Simplistas ambas. Un grande o un pequeño. España siempre ha vivido de las rentas del juego tocando el césped, guiados por el talento de los menudos. Y ahí David Silva o Cesc son maestros. Pero Del Bosque y Grande han coincidido en el análisis. «Necesitamos al grande». Y Fernando Llorente fue llamado a filas para sustituir al tocayo Torres.

Demasiada torre lusa

Puntal por puntal. Diferente perfil, pero con la misma misión: fijar a los centrales y echar una mano en tareas defensivas, sobre todo en las jugadas a balón parado. Portugal cuenta con jugadores muy potentes en los balones aéreos. «Pepe, Tiago, Carvalho, Ricardo Costa, Hugo Almeida o el propio Cristiano Ronaldo son imponentes y nosotros teníamos en el campo a otro tipo de jugadores, como Xavi, Iniesta o Villa. El partido pedía que metiésemos a Fernando Llorente», señaló ayer a ABC Vicente del Bosque.

Un retoque productivo. Un movimiento estratégico arriesgado que sirvió para abrir el partido. «Fernando Torres había corrido mucho. El triunfo ante Portugal se ha gestado en la capacidad del equipo para defender y crear juego. ¿Para Paraguay? Si está en condiciones, Torres jugará en el Ellis Park», dijo el seleccionador.

El Niño mantiene el crédito intacto. Está trabajando muy bien, con mucho desgaste físico y lo único que necesita es confianza para que se olvide de la operación en la rodilla. El cuerpo técnico le está dando minutos. Ha participado en todos los partidos del campeonato, titular en tres de los cuatro, y sólo precisa de un golpe certero. Un gol cambiaría su situación. Los delanteros son muy propensos a encadenar ciclos de bonanza con otros de desesperación. Torres está atrapado en el segundo escalón.

Contrariado sin puntería

Su rostro le delata. Está contrariado por el desarrollo de los acontecimientos. Un delantero sin gol es como un vaquero sin pistola. Y en un Mundial más todavía. Una situación superable. Cuenta con el apoyo de los compañeros y del cuerpo técnico. Nadie duda de su capacidad pese a la sequía. A día de hoy es titular indiscutible, siempre que esté bien físicamente.

Ante Portugal salió Fernando Llorente. Cumplió con nota y participó del triunfo. Una buena noticia para el equipo. Una excelente bala en la recámara porque Del Bosque tiene muy en cuenta la jerarquía y los galones. En su librillo priman ese tipo de principios. Torres ahora mismo requiere de cariño y no una patada en el trasero después del esfuerzo que hizo para llegar al Mundial. Horas interminables y extras en la sombría Galicia para remar en la dirección de los intereses de la selección.

El seno del grupo conoce su situación. La ansiedad no es buena y están convencidos que un gol servirá para poner fin a una racha de desconfianza. También lo sabe el jugador. No estuvo muy acertado en la mayoría de los partidos de la Eurocopa, pero marcó el gol definitivo en la final. Cuestión de esperar.