Los vídeos de la selección española se han multiplicado en las hemerotecas de las diferentes Federaciones. Buen fútbol, buen trato de balón, mejor ocupación de los espacios... Un engranaje a diseccionar por los correspondientes especialistas de cada selección. Primero fue Hitzfeld, el técnico de Suiza. Luego Bielsa, con Chile. Y el sábado, Gerardo Martino con Paraguay. Los técnicos conocen a España de memoria. Han mostrado cómo se la hace sufrir con una buena presión asfixiante y con un despliegue físico descomunal.

La fiabilidad de España quedó tocada en el estreno del Mundial. Un toque de atención que supieron entender tanto el cuerpo técnico como los jugadores. Pero se optó por el estilo propio. Ni bandazos ni volantazos. Un pequeño retoque sin modificar la idea que llevó a la selección hasta Sudáfrica. Sin embargo, el plan inicial se ha visto abocado a cambios sobre la marcha. A soluciones inmediatas. En esta faceta, Del Bosque, apoyado en su segundo, Toni Grande, han dado con la tecla en cada encuentro, porque España no ha tenido un solo día de tranquilidad.

Cada tarde fue necesario girar la cabeza y echar un vistazo al banquillo. ¡Houston, tenemos un problema! Fue una de las frases repetidas en Durban, Johannesburgo, Pretoria, Ciudad del Cabo y de nuevo Johannesburgo. Cinco estaciones bajo el mismo denominador común: Desconectar a España. Estilos distintos, pero con el mismo fin. Y a cada problema, la varita mágica de Del Bosque respondió, aunque en algún caso no se viese reflejado en el marcador.

España-Suiza (0-1). Fernando Torres no estaba en condiciones de jugar como titular y la selección afrontó el estreno con una delantera formada por Silva, Villa e Iniesta. Partido trabado. La selección entró en el partido con demasiada parsimonia. A la hora de juego, y con un gol en contra, Del Bosque se da cuenta del atasco en el mecanismo y que no hay signos que apunten a la remontada. Retira a Busquets y a Silva por Torres y Navas. España gana profundidad por la derecha, donde el extremo del Sevilla se harta de subir sin éxito. Torres se estorbó con Villa en ataque. Fiasco.

España-Honduras (2-0). El seleccionador mantiene el esquema de juego e introduce dos cambios en la alineación. Se mantienen Navas y Torres por Silva e Iniesta, que sufrió un fuerte golpe en el encuentro inaugural contra los helvéticos. Funciona el cambio de piezas, pero llegan los problemas en la segunda parte. El encuentro se convierte en un correcalles. Cesc entra al campo por Torres. Centrocampista por delantero. Orden en lugar de ataque. Serenó algo el juego y sofocó el atisbo de rebelión de los hondureños.

España-Chile (2-1). Del Bosque no toca las líneas de defensa y del medio del campo y modifica el ataque. Tridente ofensivo: Iniesta, Torres y Villa. Los chilenos someten a la selección a una presión asfixiante y no respira hasta que David Villa se aprovecha de un mal despeje del portero Bravo (m. 20). De ahí y hasta el descanso, España domina, logra el segundo tanto y expulsan al chileno Estrada. Pinta bien, pero un gol en el minuto dos de la segunda parte crea un ambiente de incertidumbre. Otra vez a mirar al banquillo. Torres, fuera y Cesc, al campo. España recupera el control y como el resultado beneficiaba a ambos se firmó un pacto de no agresión que permitió el acceso a los octavos como primeros de grupo. Chile fue segundo.

España-Portugal (1-0). Repitió once Del Bosque y Carlos Queiroz también entendió cómo se podía parar a España. Partido trabado y las pocas ocasiones que tuvo las detuvo el portero Eduardo, sensacional desde la primera acción de la noche. A los sesenta minutos, movimiento de ajedrez. Llorente por Torres. Cambio inesperado. El delantero del Athletic fijó a los centrales, acentuó la profundidad en el juego y libero a Xavi y a Iniesta, que se movieron con más espacios en la media punta. Jaque mate. Así llegó el tanto de Villa.

España-Paraguay (1-0). Confianza en el mismo bloque y nuevo cambio sobre la marcha en la segunda parte. El discípulo de Bielsa copia el planteamiento que hizo Chile y pone a España contra las cuerdas. Cesc y Pedrito por Torres y Xabi Alonso. Amén del penalti parado por Casillas, la selección tuvo otro aire y así llegó el único tanto, otra vez de Villa, en una combinación con sello de la casa. Asociación, velocidad, desmarques... Y un pelo de suerte. La varita mágica aún tiene pilas.