Mundial Sudáfrica 2010

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Juan Manuel Mata García

Juan Manuel Mata García

Edad:
22
Fecha de nacimiento:
28/04/1988
Estatura y peso:
1.7m 61 kg
Demarcación:
Medio
Club:
Valencia
Número internacionalidades:
9
Velocidad 10/10
Regate 9/10
Remate 9/10
Visión de juego 6/10
Estadísticas en el mundial
Partidos jugados:
1
Partidos titular:
0
Partidos suplente:
1
Minutos:
23
Goles:
0
Goles penalti:
0
Asistencias:
1
Tarjetas amarillas:
0
Tarjetas rojas:
0
posición de Juan Manuel Mata García

el análisis

El encantador de suegras

Juan Mata se ganaría el afecto de cualquier suegra en sólo un instante. Pero ese punto de timidez y su pinta de buen de chico se transforman en la banda izquierda o en la mediapunta, bregando con defensas rivales que están muy lejos de ser madres, políticas o no.

Sus florituras en el campo se alejan mucho de su seriedad fuera de él. / Archivo Sus florituras en el campo se alejan mucho de su seriedad fuera de él. / Archivo
por Paco Huguet

Mata es un asturiano nacido en Burgos, donde jugaba su padre, su representante y su principal referencia en el complejo mundo del fútbol. A pesar de sus escasos 22 años, el número 10 del Valencia, el mismo que han lucido cracks mundiales como Mario Alberto Kempes, no es ninguna carga para él.

Asiduo lector, el joven extremo zurdo no es como la mayoría de futbolistas de élite. Los pies en el suelo, casi siempre una sonrisa y nunca una fea acción en el césped o una salida de tono frente a los micrófonos. Juan Mata estudia a distancia Marketing y cuarto de Educación Física por la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

Aprovecha los cientos de horas muertas en aviones y concentraciones para devorar libros de Haruki Murakami o Paul Auster, mientras la mayoría de sus compañeros no sueltan el DVD portátil, el MP3 o los videojuegos. También lee a Jorge Luis Borges e Isabel Allende. Lo que más le va es la novela, pero su forma de ser (siempre intenta quedar bien con los amigos) le impidió negarse a participar en un taller de poesía. ¿Un futbolista recitando versos? Sí. El valencianista se atrevió con Benedetti, Quevedo, Bécquer, Salinas y Lorca. Y no desentonó. Superó un leve vértigo inicial y se ganó al auditorio. Colecciona camisetas, trofeos y medallas. Entre sus gustos, golf, tenis y ping-pong. Últimamente se le ha despertado cierta afición por los toros, por tradición familiar.

Mata comenzó a jugar en pequeños equipos asturianos y a los 12 años pasó al Real Oviedo. Poco a poco su carrera está convirtiéndose en un paradigma de esfuerzo silencioso. A los 15 se marchó al Real Madrid, donde militó en el filial, pero no se contaba con él y decidió dejar el omnipotente club blanco para aterrizar con 19 años en Mestalla, escenario donde ha ascendido al primer escalón del fútbol español.

Tampoco fueron fáciles sus inicios en el Valencia. En su primera temporada había mucha competencia en su posición y el entrenador Quique Sánchez Flores no contaba con él. La llegada de Ronald Koeman le dio una nueva oportunidad y Mata acabó ganándose a la siempre exigente afición blanquinegra.

Ahora, dueño del extremo izquierdo del Valencia, es la primera opción de Unai Emery para cubrir las ausencias de Villa como delantero puro y de Silva en el centro de la segunda línea. Con estos dos jugadores, y con Pablo Hernández en la derecha, forma el peligroso ataque de los menudos valencianistas. Toque, imaginación, calidad, velocidad, sacrificio defensivo... Estas son algunas de sus virtudes. Y no le falta gol. En el césped y en el vestuario hace equipo y, además, respeta la palabra dada y el contrato firmado. Nunca levantó la voz, ni él ni su agente, para pedir una mejora de ficha cuando era un fijo en los onces titulares y uno de los que menos cobraba de la plantilla. Era de los peor pagados. Incluso había en su equipo compañeros que no jugaban ni un minuto y ganaban cinco veces más. Pero jamás protestó públicamente ni pronunció una palabra en contra de su club.

Guapete de ojos claros, a Juan Mata es muy difícil encontrarlo por ahí de fiesta. Familiar y hogareño, vive solo habitualmente, aunque su madre lo acompaña con frecuencia. A muchas ya les gustaría como yerno. Su 1,70 de altura y su cara un tanto aniñada apenas son endurecidas por la barba rubia que se deja últimamente. Es un encantador de potenciales suegras.

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